Por: Lic. Yadira García Montero
Poco o nada agradable es escribir sobre un tema como este, es más, siendo franca optaría por escribir de cualquier cosa distinta a este virus que, al parecer, está en todas partes. Apuesto a que antes de leer su nombre, acertaste sobre lo que trataré en esta ocasión: el coronavirus.Pese a que este tema es propio de los especialistas en esa área, es importante darle la importancia que requiere y observarlo desde otras perspectivas pues su impacto alcanza más aristas de las que podemos imaginar.
Como si de un presagio se tratara, el último día del 2019 fue notificado en Wuhan, China, por primera vez el brote de enfermedad por coronavirus (COVID-19)[i]; desde ese momento hasta ahora, se han observado diversas formas de actuar por parte de líderes, gobernantes, sociedad civil, médicos y demás, pues, el virus no permaneció solamente en aquella ciudad china, sino que fue esparciéndose en las demás ciudades de ese país, se trasladó mediante viajeros a otros países que han resultado afectados en demasía y, lo que creíamos que no pasaría, está pasando: el virus está en México. Ante esto, dos cosas quedan claras: el virus llegó para quedarse con su rápida y fácil forma de contagio; y los “líderes” de este país actúan como si no tuvieran la menor idea de lo que tienen que hacer ante un problema de esta magnitud.
En las últimas semanas no hay otro tema al que le demos mayor relevancia que a éste, los científicos trabajan arduamente desde que el virus apareció para conseguir una vacuna contra él; emociones encontradas son las que se pueden observar entre las personas: la tristeza de quienes padecen o tienen algún ser querido que padezca los síntomas del virus -los cuales, de llegar a complicarse pueden causar la muerte-, la desesperación de quienes se preguntan qué pasará con la economía, con el sustento propio y de su familia, la ansiedad y el temor de contagiarse, el hecho de no saber qué vendrá después de esta crisis, pues no hay quien pueda brindarnos certidumbre en estos momentos.
La incertidumbre nos invade y no es para menos, si observamos el panorama internacional, las cifras no son alentadoras: en el mundo hay un registro de 258,415 infectados, 11,104 muertos y 89,521 curados. Los casos de otros países no resultan esperanzadores, pues, pese a que China -el país donde inició esta epidemia, vive tres días seguidos sin nuevos casos de coronavirus, el 19 de marzo de 2020 las cifras de Italia resultaron alarmantes, el número de muertes de enfermos de coronavirus -627 hasta el 20 de marzo- superaron a la cifra de China. Hasta el 20 de marzo, España tiene una cifra de 1,000 muertes y casi 20,000 infectados[ii]. Nuestro país reportó hasta el 19 de marzo, 164 casos de coronavirus y una lamentable defunción.
Las medidas tomadas por los gobernantes de algunos países consisten en someter a la población a un periodo en el cual permanezcan en sus casas y salgan únicamente a lo indispensable, por ejemplo, compra de medicinas, visitas al médico o a los supermercados. En contraste con lo anterior, nuestro país presenta un escenario preocupante: el presidente de la república afirma que debemos abrazarnos, lleva a cabo conferencias cada mañana -en donde permite y fomenta la violación a las recomendaciones de las autoridades de salud- y continúa con sus giras, como si estuviera desconectado de lo que pasa en la realidad, si tuviera un problema severo de desinterés en las medidas o si padeciera algún tipo de desorden mental que afectara su percepción y su comportamiento. Esto ha ocasionado, incluso, que la Organización Mundial de la Salud emita una llamada de atención a nuestras autoridades por no seguir las recomendaciones que ésta ha emitido[iii].
Hugo López-Gatell, Subsecretario de Prevención y Promoción de la Secretaría de Salud, informó que se estima que el mayor número de casos de COVID-19 en México se presentarán en junio de este año, sin embargo, la improvisación y ausencia de responsabilidad de algunas autoridades del país es preocupante. Apenas el 19 de marzo por la tarde se llevó a cabo la primera reunión del Consejo de Salubridad General, el cual catalogó al COVID-19 como “enfermedad grave”; la ventaja de esto es que una vez que se tiene esta clasificación para este virus, se tiene la base para tomar otras medidas o mecanismos -en diversas áreas- para actuar ante esta situación, pero mientras eso pasa, el virus está por todas partes y las pérdidas para nuestro país no paran.
Tal vez, sólo tal vez, no deberíamos temer tanto al coronavirus sino al actuar -o en su defecto, a la omisión de actuar- de las autoridades de nuestro país.
[i]La información completa sobre este brote se puede consultar en el siguiente enlace: https://www.who.int/es/emergencies/diseases/novel-coronavirus-2019
[ii]La nota completa se puede consultar en el siguiente enlace:
https://elpais.com/sociedad/2020-03-20/ultima-hora-del-coronavirus-covid-19-en-directo.html
[iii] La información completa se puede consultar en el siguiente enlace: https://www.infobae.com/america/mexico/2020/03/17/oms-exigio-a-mexico-intensificar-los-mecanismos-contra-el-coronavirus/